¿Estigma o conquista laboral? La baja menstrual divide al Gobierno pero también a los sindicatos
España aspira a ser pionera en el cuidado de la salud menstrual gracias a un permiso que ningún país europeo ha puesto en práctica. Y sin embargo, la propuesta contenida en la futura legislación del aborto no está exenta de polémica. El enunciado: una baja que permita a las mujeres con reglas incapacitantes ausentarse de su puesto de trabajo. El problema: los efectos negativos que puede tener sobre las propias mujeres. Hay quien habla de estigma y discriminación, otras voces creen por el contrario que es la herramienta necesaria para ampliar los derechos laborales de las trabajadoras. El debate, que guarda ciertos paralelismos con otros permisos como el de maternidad o lactancia, está servido.
Hasta el momento, los detalles de la propuesta están guardados bajo llave, pues la negociación sigue abierta hasta el próximo martes, cuando el anteproyecto de ley aterrizará en el Consejo de Ministros. El pasado mes de marzo, la ministra de Igualdad, Irene Montero, sí señalaba en entrevista con infoLibre que la idea de su departamento era la de trazar algo "parecido a otros permisos de incapacidad temporal que ya existen, pero vinculados al hecho concreto de tener una regla especialmente dolorosa que te incapacita". La incapacidad temporal estará sujeta a supervisión médica, según anunció en su día la ministra.
Y aunque la pretensión de confeccionar un permiso menstrual era conocido desde hace meses, la noticia ha saltado este miércoles después de que la cadena Ser publicase un borrador sobre la futura norma. Con la negociación todavía en marcha, este mismo jueves el ministro de Inclusión, Seguridad Social y Migraciones, José Luis Escrivá, se apresuró a pronunciarse: el permiso está todavía "en discusión" y en proceso de "trabajo interno". A sus palabras se sumaron las de la vicepresidenta primera y ministra de Asuntos Económicos, Nadia Calviño: el Gobierno "no va a tomar ninguna medida que estigmatice a las mujeres". Ahí el detonante: estigma. Enseguida tomó la palabra Yolanda Díaz, vicepresidenta segunda y ministra de Trabajo. Lo que "estigmatiza" a la mujer no es aprobar una baja laboral por reglas dolorosas, declaró ante los medios de comunicación, sino "no tener la sensibilidad suficiente" para comprender que mujeres y hombres "son diferentes" y que el mundo laboral no es neutro.
Debate entre los sindicatos
La disputa por la forma y fondo del permiso ha estallado también en el seno de las organizaciones sindicales. La primera voz crítica parte de UGT. Su vicesecretaria, Cristina Antoñanzas, sostiene en conversación con infoLibre que lo problemático del permiso es, a su juicio, que "vuelve a poner el foco en las mujeres". Las señala y por tanto las segrega, las estigmatiza y las margina. El riesgo más evidente está en las reticencias de las empresas a contratar mujeres. "Puede que llegue a ser una causa de discriminación", lanza.
La sindicalista cree importante, además, preservar el derecho a la intimidad de las trabajadoras, quienes ya pueden optar a una baja común sin que la empresa pueda exigir el motivo de su ausencia. Un permiso menstrual que implicase una ausencia periódica, sostenida en el tiempo, podría despertar recelo entre los empresarios.
Al otro lado del teléfono, Carolina Vidal López, secretaria confederal de Mujeres de CCOO, reconoce no entender bien las posturas que se oponen a la medida. Las razones que esgrime para abrazar la nueva propuesta son diversas. "No estamos diciendo que haya un permiso para quien tiene la menstruación, sino para aquellas mujeres a las que la menstruación les supone un problema incapacitante para ir a trabajar", sostiene la sindicalista, quien recuerda que la regla "no es una enfermedad" pero a veces sí puede ser "una razón para no ir a trabajar".
El problema real, a su juicio, tiene una raíz profunda: el mandato de que las mujeres "tienen que soportar" cualquier obstáculo, también el dolor. Las mujeres, reflexiona, cargan sobre sus espaldas con todo tipo de trabas, también en los centros de trabajo. "Contra lo que tenemos que luchar es contra la idea de que las cuestiones específicas femeninas nos estigmatizan", lanza, porque entonces habrá calado el discurso de que "el aborto, la maternidad y la lactancia generan estigma".
A Vidal López no le convence la sugerencia de dejar el dolor menstrual en manos de una baja común. "No se están dando bajas médicas" por este motivo, o las mujeres no las piden. La realidad en las empresas evidencia que las trabajadoras tienden a hacer uso de recursos como "un día libre, un analgésico o el teletrabajo". Cualquier atajo que consiga amortiguar el dolor y mantener la productividad. Quedarse en casa trabajando en remoto con una bolsa de agua caliente en los riñones. O sentarse en el puesto de trabajo una vez haga efecto, si lo hace, el antiinflamatorio. O depender de un anticonceptivo oral para aplacar el dolor. Hacer visible el derecho a ausentarse del trabajo por razones médicas vinculadas a la menstruación, sostiene la sindicalista, es la manera de que las mujeres no solo conozcan ese derecho, sino que además lo ejerzan.
Hay quien afirma que la puesta en marcha del nuevo permiso puede apuntalar el estigma también a través de la selección de personal. Pongamos por caso una entrevista de trabajo en la que el entrevistador pregunta a la persona que tiene enfrente, una mujer, si suele tener reglas dolorosas. "Igual que muchas veces preguntan por la intención de ser madres", ejemplifica Antoñanzas. Lo que ocurre es que formular esa pregunta es sencillamente ilegal. "No es legal, pero lo preguntan", dice la vicesecretaria de UGT. "Lo que tienen que hacer es no preguntarnos", replica Vidal López. Y si ocurre, la respuesta está en reclamar las herramientas necesarias para detectarlo, denunciarlo y corregirlo.
Dismenorrea y endiometrosis
Pero, ¿qué significa tener una regla incapacitante? ¿Qué es la dismenorrea? ¿Y la endometriosis? "La regla incapacitante no es un concepto típicamente médico, pero los profesionales sabemos que la menstruación puede generar ligeras molestias a la mayoría, o también un dolor duradero que impide realizar las labores habituales". Habla Guillermo González Antón, presidente de la Federación de Planificación Familiar Estatal. La menstruación, cabe recordar, es el "desprendimiento de una capa mucosa adherida al endometrio uterino a base de espasmos que puede conllevar una molestia llevadera o un dolor persistente".
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Ese dolor duradero es lo que se ha dado en llamar dismenorrea, una dolencia que alcanza "distintos grados", explica el doctor. "Todas aquellas personas que hemos trabajado en el sistema médico de salud hemos visto, sin ninguna duda, algún tipo de dismenorrea intensa", asiente González Antón. Algunos estudios calculan que en torno al 49% de las mujeres españolas han sufrido dolor menstrual en los últimos meses, otros encuentran que los síntomas pélvicos dolorosos son "muy frecuentes en las mujeres de la población general", arañando el 90% en el caso de la dismenorrea. Es la primera causa de morbilidad ginecológica.
Cuando la dismenorrea adquiere dimensiones que van más allá de lo soportable, entonces aparece la endiometrosis. Un estudio confeccionado en 2020 por el Ministerio de Sanidad calcula que su prevalencia ronda el 5%, aunque otros análisis han elevado el porcentaje. Se trata de una patología cuyo origen es la presencia de tejido endometrial fuera del útero. Estamos aquí ante una "cuestión descrita" médicamente, expone el doctor, aunque la investigación en torno a ella no es todo lo fecunda que debería. Como consecuencia, "hay poco interés en el estudio y se tardan años en diagnosticar". Las estimaciones son diversas, pero oscilan entre los cinco y los diez años.
González Antón recuerda que "el absentismo y el dolor siempre han ido unidos", también cuando un hombre, por ejemplo, sufre de migrañas. El médico rechaza la idea de que el permiso vaya a suponer un "coladero" y aplaude la iniciativa. Si los interesados fueran los hombres, asiente, habría llegado mucho antes.